sábado, 25 de julio de 2009

Lula le cuestionó a Cristina las trabas comerciales

Las tensiones comerciales con la Argentina que Brasil evitó hacer públicas en la reunión de cancilleres de la XXXVII Cumbre del Mercosur afloraron, finalmente, en el encuentro bilateral que tuvieron los presidentes Luis Inácio Lula da Silva y Cristina Fernández al término del plenario de mandatarios y previo al almuerzo de cierre del evento.

Brasil reclamó liberar las “trabas burocráticas” para importar y la Argentina justificó sus medidas. Sin embargo, consensuaron la realización de un encuentro a nivel de ministros para saldar los problemas punto por punto.

Como generalmente ocurre en encuentros de jefes de Estado, el tono fue muy cordial, pero Lula y los funcionarios que lo acompañaron -el canciller, Celso Amorim, el ministro de Desarrollo, Industria y Comercio, Miguel Jorge y el asesor Marco Aurelio García- no dejaron pasar la oportunidad para insistir en sus reclamos tendientes a destrabar el ingreso de productos brasileños a la Argentina.

En declaraciones a la prensa, Cristina Fernández -quien fue a la bilateral acompañada del ministro de Economía, Amado Boudou, el canciller, Jorge Taiana y la ministra de Producción, Débora Giorgi- minimizó los roces con el mayor socio del Mercosur al precisar que “con Lula un encuentro no puede no ser amable”. La mandataria reconoció que los controles a la importación mediante las licencias no automáticas fue un tema de discusión, pero también recordó -y también se lo dijo a Lula- que la Argentina tuvo déficit comercial con Brasil durante 72 meses consecutivos. “De los u$s 25.000 millones de superávit que tienen, u$s 5.000 millones provienen del intercambio con la Argentina”, enfatizó Cristina, al tiempo que sostuvo que tanto ella como Lula le recomendaron a sus respectivos ministros de Producción -Jorge y Giorgi, quien también participó de la reunión- que “se junten para que vayan identificando los problemas sector por sector”.

De hecho, entre lunes y martes los gobiernos de ambos países se encontrarán en San Pablo para realizar el monitoreo mensual de la evolución del comercio y, paralelamente, representantes de nueve sectores privados brasileños y argentinos intentarán alcanzar a acuerdos de auto limitación de exportaciones, tal como ya se acordó con muebles, calzado, papel blanco, baterías y frenos.

Estos convenios firmados, sin embargo, no convencen a Brasil, que viene planteando desde hace algunos días -y también lo hizo en la bilateral de este mediodía- su incumplimiento. Tanto es así que al salir de la reunión con Cristina, Amorim destacó que Lula le planteó a la Presidenta su “preocupación” porque si bien las medidas adoptadas por la Argentina se enmarcan en el contexto de la crisis, las exportaciones brasileñas a su socio comercial se derrumbaron 43% y porque “Brasil hizo un gran esfuerzo para que hubiese acuerdos de auto limitación de exportaciones y, aún así, las dificultades burocráticas continúan”. “Cristina le respondió que el número de productos es pequeño”, recalcó el canciller.

En la reunión, Lula también planteó las dificultades para invertir que tienen las empresas brasileñas en la Argentina debido al impuesto a los bienes personales, que no existe en Brasil. Y la jefa de Estado relativizó estos problemas, al destacar que hay muchas inversiones brasileñas en el país a pesar de la tasas.

El cuestionamiento brasileño a la Argentina es que la aprobación de las licencias no automáticas -permisos para importar que deben obtener ciertos sectores considerados sensibles- se está demorando, en muchos casos, bastante más tiempo que el máximo permitido por la Organización Mundial del Comercio (OMC), que oscila entre los 60 y 90 días. Contrariamente a esta acusación, Cristina, consideró que “no existen las restricciones”, sino “simplemente instrumentos que están en el marco tanto del Mercosur como de la OMC”.

Con respecto a las denuncias brasileñas sobre los desvíos de comercio -aseguran que la Argentina frena sus importaciones pero habilita las de origen asiático-, la Presidenta precisó que “en Brasil también se producen desvíos de comercio con China”, con lo cual “hay que tomar caso por caso”.

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