lunes, 27 de julio de 2009

La fuga de divisas no cesa y Redrado está en emergencia: Se reduce el margen de acción del Banco Central

La cuenta corriente cambiaria superó los US$ 5.600 millones en el 2do. trimestre, alcanzando el récord de los últimos 15 años. Sin embargo, los dólares comerciales se esfumaron velozmente por la firme fuga de capitales que continúa actuando como una hemorragia.

Desde abril de 2008, la fuga de capitales del sector privado se ubica en torno de US$ 2.000 millones por mes y rondaría US$ 6.500 millones en el 2do. trimestre del año.

En el 2do. trimestre la cuenta corriente récord relajó las presiones sobre el BCRA que dejó de asumir pasivos con el Banco de Basilea, tras un año de fuerte endeudamiento (US$ 4.755 millones en 2008).

La brusca caída de las importaciones en los últimos meses financió parte de la fuga de capitales del sector privado y así se evitó que caigan las reservas internacionales.

La salida de dólares tiene efectos muy dañinos sobre la economía: resta recursos que podrían canalizarse hacia la inversión y el consumo, al tiempo que reduce la base impositiva, afectando negativamente la recaudación.

La desconfianza es el motor de la salida de capitales: tanto en la fuga de 2001-2002 (6,4% del PBI) como en la de 2008-2009 (6,7% del PBI) la confianza de los consumidores se ubicó en niveles mínimos.

Las acciones oficiales desde el momento en que se exacerbó la salida de capitales privados atacaron las consecuencias y no las causas.

Aunque las reservas permanecen estables, la fuga tiene impacto sobre las mismas: sin considerar las operaciones con Basilea, las reservas hoy se ubican 10,3% por debajo del nivel de 2007 (US$ -4.500 millones).

Si, además, no se consideran los encajes bancarios en dólares, el nivel actual de reservas es 20,4% inferior al de 2007 (US$ -8.586 millones).

En el segundo semestre el saldo comercial será inferior (US$ 4.500 millones) y se concentra la mayor parte de los vencimientos de deuda pública ($ 5.500 millones).

La prolongación de la fuga de capitales podría conducir a problemas de balance de pagos y volatilidad cambiaria- financiera.

La buena noticia es que existen otras fuentes de divisas que brindarán cierto margen al BCRA: los US$ 2.500 millones del FMI, y los swaps de moneda acordados con China y Brasil.



La fuga se mantiene firme

La incertidumbre en el plano local se ha plasmado en una inquietante fuga de capitales del sector privado. Por el momento, mantener la estabilidad cambiaria ha implicado mayores trabas oficiales a las importaciones y el endeudamiento del Banco Central con el Banco de Basilea. Sin embargo, el problema sigue latente.

La oferta de divisas de ha exhibido una dinámica particular en el 2do. trimestre de 2009: la cuenta corriente cambiaria alcanzó el récord de los últimos 15 años.

Si bien esto es una buena señal, responde principalmente a la contracción en las importaciones por la recesión local y las trabas oficiales. Aunque aumentar las restricciones a las importaciones eleva la oferta de dólares, la falta de insumos puede condicionar la dinámica de ciertos sectores productivos, más aún, sin una clara y sostenible política de sustitución de importaciones.

Además, las ventajas de una cuenta corriente récord se esfuman velozmente por la fuga de capitales que continúa actuando como una hemorragia. Como resultado, las reservas internacionales no logran crecer.

Particularmente, desde abril de 2008, la fuga de capitales del sector privado se ubica en torno de US$ 2.000 M por mes. Según nuestras estimaciones, la salida rondaría los US$ 6.500 millones en el 2do. trimestre, acumulando una pérdida cercana a US$ 25.000 millones en los últimos 12 meses.

El rol del Banco Central es clave a la hora de cubrir las necesidades de divisas. Particularmente, en el segundo trimestre la cuenta corriente récord relajó las presiones sobre el BCRA: dejó de asumir pasivos con el Banco de Basilea, tras un año de fuerte endeudamiento (más de US$ 1.000 millones por trimestre).

En resumen, la brusca caída en las importaciones de los últimos meses financió la firme fuga de capitales del sector privado, evitando una mayor erosión de las reservas internacionales.



Sin remedio para las causas

La constante sangría de dólares del sector privado es uno de los temas más preocupantes de la dinámica económica actual. No es para menos: en los últimos 24 meses se fugaron por esta vía US$ 44.000 millones, prácticamente el stock actual de reservas internacionales.

La salida de dólares tiene efectos muy dañinos sobre la economía: resta constantemente recursos que podrían canalizarse hacia la inversión y el consumo al tiempo que reducen la base impositiva, afectando negativamente la recaudación.

Tal como venimos alertando, la fuga de capitales continuará en tanto no repunte la confianza de los agentes económicos. Tanto en la fuga de 2001-2002 (6,4% del PBI) como en la de 2008-2009 (6,7% del PBI) la confianza de los consumidores se ha ubicado en niveles mínimos.

Las acciones oficiales que se tomaron desde el momento en que se exacerbó la salida de capitales privados han atacado las consecuencias y no las causas.

Dentro de las tempranas medidas adoptadas se encuentran el blanqueo de capitales (finaliza en agosto), que busca el ingreso de capitales que compense la fuga, y los controles cambiarios informales. Por su parte, las restricciones a las importaciones buscan deprimir artificialmente de la demanda de dólares.

Adicionalmente, las operaciones que el BCRA concertó con el Banco de Basilea sirvieron para que las reservas internacionales se mantengan en torno de US$ 46.000 M, mismo nivel que a fines de 2007. Aunque, en términos netos (sin los pasivos a Basilea) cayeron 10,3% (US$ -4.500 millones).

Además, los encajes de los depósitos privados en dólares –crecen al 28,5% i.a. frente al 1% de las colocaciones en pesos[1]- constituyen el otro gran paliativo que tienen las reservas del BCRA. Las reservas netas de encajes y préstamos de Basilea acumulan una merma de 20,4% desde 2007 (US$ -8.586 millones).

Perspectivas para el 2do. semestre

Si bien la autoridad monetaria aún cuenta con suficiente margen como para garantizar la estabilidad cambiaria, la prolongación de la fuga, además de acentuar los problemas ya expuestos podría conducir a dificultades en el balance de pagos y volatilidad cambiaria- financiera.

Para peor, el saldo comercial será inferior en el segundo semestre: aportará en torno de US$ 4.500 millones, aunque podría ser superior se profundizan las trabas aduaneras. En principio, las importaciones continuarán en caída y las exportaciones no lograrán repuntar. En este último punto, el grueso de las exportaciones agropecuarias (30% de las exportaciones totales) se realizó en la primera mitad del año. Igualmente, será clave la recuperación de Brasil.

Asimismo, la mayor parte de los vencimientos de deuda pública se concentra en la segunda mitad del año: suman US$ 5.500 millones. Si bien US$ 2.000millones son a residentes del exterior, es muy probable que, en el escenario actual, los residentes locales sigan optando por dolarizar un parte de sus ingresos.

De todas maneras, existen diversas fuentes de divisas que brindarán cierto margen para responder a los vencimientos de deuda pública y contribuirán a mantener la estabilidad en el mercado cambiario.

Una fuente de fondos frescos sería el FMI, que está avanzando en la propuesta de capitalizar y fortalecer los Bancos Centrales de los países miembros. A la Argentina llegarían US$ 2.500 millones a fines de agosto, monto comparable al próximo vencimiento del BODEN 2012.

Adicionalmente, el BCRA acordó swaps de monedas con China por 70.000 millones de yuanes (aproximadamente US$ 10.000 millones) y Brasil (US$ 1.700 millones).

Si bien son activos contingentes –sirven para atenuar la volatilidad financiera- y no operan como una fuente genuina de divisas, pueden apuntalar el stock de reservas internacionales ante situaciones de stress.

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