lunes, 30 de mayo de 2011

Los argentinos vuelven al dólar y además siguen de shopping: ¿Cuánto durará esta "extraña" convivencia?


El dólar volvió a ser noticia, después de un largo tiempo de ostracismo.

Es que los argentinos comenzaron a volcarse a él con mayor ímpetu, recurriendo para ello tanto a las compras en el circuito formal como en el informal.

En el primero, la cotización se encuentra bajo la estricta supervisión del Banco Central, que lo va haciendo subir de a cuentagotas.

En el segundo la cosa es distinta, ya que su valor lo fija el "libre" juego de la oferta y la demanda.

Asi, vale más de $4,30 por unidad, cifra que refleja el sobreprecio que están dispuestos a pagar particulares y empresas para hacerse de divisas, por fuera de los controles oficiales.

Sin embargo, está ocurriendo un fenómeno curioso.

Pese a la mayor demanda de dólares el boom de consumo se mantiene.

Vale decir, los dos fenómenos se dan en un mismo tiempo.

Todo un desafío para la lógica de un país que se acostumbró a que la demanda masiva de billetes verdes sea la contracara de la compra de autos, televisores y computadoras.

El escenario actual contradice, una vez más, los antecedentes históricos y las argumentaciones de muchos analistas.

Y mientras el primer trimestre del año terminó con una "fuga" de unos u$s3.600 millones (un 70% más de lo que se pronosticaba), los indicadores del consumo siguen mostrando su vocación por batir récords.

Más nerviosismo, más fuga
El mayor interés del público por el dólar encuentra su fundamento en el contexto político: es normal en un año electoral que se dé una actitud más conservadora.

Y a mayor incertidumbre, la tendencia a buscarlo como refugio se intensifica.

Una mirada a la historia reciente pone de manifiesto cómo funciona este reflejo condicionado: los momentos de mayor compra siempre tuvieron un correlato de "ruido político". Así:

• Cuando a mediados de 2008 se produjo el largo conflicto entre el Gobierno y el campo, la salida de capitales trepó a los u$s2.700 millones por mes.

• Lo mismo ocurrió cuando se reestatizó el sistema jubilatorio, a fines de 2008.

• También, cuando se adelantó la fecha de las elecciones legislativas.


• Finalmente, cuando en el verano de 2010 estalló el conflicto entre el Ejecutivo y Martin Redrado, en torno al uso de reservas del BCRA para pagar deuda externa.

¿Es el momento actual comparable con esos "picos" de demanda que se ven en el gráfico? En principio, la actual campaña electoral muestra un momento de baja intensidad.

No obstante, los analistas no dejan de destacar cómo el actual proceso dolarizador se ha ido acelerando.

"En rigor, me sorprenden las cifras", admite Andrés Méndez, director de la consultora financiera AMF, quien en vez de los u$s3.600 millones del trimestre esperaba una demanda en torno de los u$s2.200 millones, más parecida a la de los últimos meses de 2010.

El analista agrega que, más allá de la justificación que otorgan los comicios a este proceso, el actual nivel de "fuga al billete verde" resulta ser elevado.


¿Qué puede ocurrir? Las estimaciones hablan de un rango que se moverá entre los u$s1.300 y 1.600 millones mensuales.

"Si la actual tendencia no cambia, entonces la preocupación en el sistema bancario irá en ascenso", advierte Jorge Vasconcelos, director del Ieral, de la Fundación Mediterránea.

Más pesimista aún es la visión de Fernando Marengo, economista jefe del Estudio Arriazu, quien pronostica que la demanda de abril se ubicará por encima de los u$s2.000 millones, con posibilidades de ser mayor.

Un nerviosismo delator
Hablando de esas cifras, cuesta creer que sólo pueda atribuirse al "nerviosismo preelectoral" este nivel de salida de capitales.

Marengo cree que aquello que iba a ser un proceso gradual se terminó acelerando por señales políticas del Gobierno que el mercado consideró "poco amistosas" para mantener un buen clima de negocios.

"Hubo un adelantamiento de la dolarización, directamente relacionada con el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del Ejecutivo y su necesidad de colocar más directores en las empresas en las que la ANSES posee participación accionaría", afirma.

Otra explicación apunta a los mensajes implícitos que el Gobierno envía con sus mayores controles a las importaciones y en el mercado cambiario.

"El Banco Central convalidó una estrategia de mayores ajustes y se advirtió cierto "nerviosismo delator" en la estrategia oficial vinculada con los ingresos y egresos de divisas", destaca Méndez.

En buen romance, el accionar oficial en:

1. Buscar que el Estado participe en la toma de decisiones de las compañías privadas.
2. Mostrar preocupación porque la "caja verde" se viene achicando a pasos acelerados.
3. Obligar a muchas empresas a exportar por el mismo valor que importan, para que el colchón cambiario no desaparezca.
4. Intensificar los controles sobre la compraventa de divisas, recurriendo a la AFIP como al Banco Central.
5. Acelerar el proceso devaluatorio y pasar rápidamente de los $4,00 a los $4,10 (para no tener que ajustarlo demasiado).

Esto ha sido interpretado por el mercado como señales -todas ellas muy fuertes- de que resulta necesario apurar la búsqueda de una mayor cobertura.

Y las cifras que muestran el actual repunte no son otra cosa que un fiel reflejo de este temor.

Otro síntoma evidente es el resurgimiento de un mercado paralelo.

Así, en la Argentina de hoy comienza a hacerse costumbre el seguir de cerca tres dólares y no uno: el oficial, el "blue" y el de "conta con liqui".


El segundo es el que venden las "cuevas" y los "arbolitos" en el microcentro.

El tercero surge del mecanismo que utilizan empresas y grandes inversores para fugar divisas: se compran localmente (con pesos) bonos que cotizan en otros mercados, y luego se revenden (en dólares) en el exterior, quedando depositado el dinero fuera del país. Actualmente vale unos $4,40.

La siguiente infografía da cuenta de cómo se ha ido ampliando la brecha.

Tal como diera cuenta iProfesional.com, actualmente ese gap se ubica en el máximo histórico de los últimos años:

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