miércoles, 4 de mayo de 2011

La Argentina crece más que otros países y gana la carrera, pero advierten que corre la pista al revés


Los competidores están en la línea de largada.

La carrera en la cual participan los países emergentes -que deben administrar la riqueza por el boom de las materias primas, hacer frente a presiones en sus monedas y luchar contra la inflación-, está a punto de comenzar.

Finalmente, cuando se escucha la voz de largada, los "corredores" salen disparados y avanzan con dirección firme y hacia una meta concreta: la del crecimiento de la economía pero no "a cualquier precio".

Con ese objetivo claro, todos ellos encaran hacia delante. Todos, menos uno: la Argentina, que busca llegar a la meta del crecimiento pero a contramano del resto.

Dicho en buen romance, compite pero "corriendo hacia el otro lado".

La dirección contraria que está tomando la administración kirchnerista respecto de otros gobiernos de la región es notable: por un lado, mientras el mundo es testigo de la debilidad del dólar y los países emergentes reciben una avalancha de billetes, en la Argentina, los funcionarios parecen estar "contando las monedas" y cerrando las importaciones de heladeras, autos y hasta de fideos para sostener la caja verde y llegar a cubrir las necesidades de divisas.

Paralelamente, mientras que países como Brasil, Chile y Uruguay están haciendo esfuerzos titánicos para evitar que sus monedas se sigan apreciando y sus industriales ya están poniendo el grito en el cielo porque se les hace más difícil competir en el mundo, en la Argentina, el Banco Central parecería estar manejando el tipo de cambio a su antojo.

Por otra parte, en un contexto en el que los gobiernos vecinos le declararon la guerra a la inflación y se ponen "nerviosos" por una tasa del 7%, en estas tierras se está por cuadruplicar esa cifra y, sin embargo, la locomotora avanza a todo vapor. Y se hace todo para que siga en esa dirección.

¿Hacia delante o hacia atrás?
Mirando los fríos números se observa que todas las economías de la región están en franco crecimiento. En el plano industrial, incluso, la Argentina se dará el gusto de liderar las subas, con un alza del 6%, por encima de países como Brasil o Chile.

En definitiva, parecería ser que, corriendo hacia "delante", o hacia "atrás", todos los países llegarán a la misma meta.

Sin embargo, para los expertos, si bien la "línea de llegada" parece similar, las consecuencias para los "competidores" no lo son.

"La verdad es que la Argentina está a contramano y aplicando una estrategia totalmente diferente. Esto nos permitió crecer por encima de otros países e, incluso, lo hicimos uno o dos puntitos más que si hubiésemos aplicado una política similar a la de la región. Pero, la contraparte de todo esto es que terminamos por incubar un gran problema a futuro, que es la inflación", disparó Eric Ritondale, economista de la consultora Econviews.

La gran diferencia: el tipo de cambio
Desde la consultora Ecolatina destacaron que "la abundante liquidez mundial y las bajas tasas de interés en los países desarrollados, sumado al fuerte crecimiento de los emergentes crean un contexto muy favorable para la entrada de capitales en los países de América Latina".

Si bien el ingreso de divisas en la economía es algo positivo, también provoca una apreciación de las monedas locales, restando competitividad a todas las economías.

Ante esta situación, los países vecinos vienen implementando una serie de acciones con el fin de evitar dicha revalorización. Sin embargo, todos los esfuerzos parecen inútiles.

El gobierno uruguayo, por ejemplo, viene impulsando una serie de medidas para frenar la caída del dólar y, sin embargo, no lo ha podido lograr. Tal es así que la moneda del vecino país se encuentra en su nivel más alto desde 2002.

Por su parte, el peso chileno acaba de alcanzar su valor más alto en tres años, rompiendo, incluso, el nivel que tenía en enero, cuando el Gobierno de Sebastián Piñera lanzó un plan de intervención cambiaria. Es decir, otro caso en el que las medidas están fracasando.

Lo mismo sucede en Brasil: el Banco Central compra hasta u$s1.800 millones por día, reforzó tres veces en lo que va del año su plan para contener el ingreso de capitales y, a pesar de todos estos titánicos esfuerzos, el real está cotizando cerca de los niveles máximos en 12 años.

¿Qué sucede en la Argentina? Todo lo contrario. Para los expertos, el Banco Central da muestras de que está administrando el tipo de cambio "a gusto y piacere".

En efecto: mientras otros países no sólo no logran devaluar, sino que no pueden hacer nada para evitar una apreciación, el Gobierno K se da el "lujo" de deslizar el tipo de cambio hasta los $4,10 de manera premeditada, para aprovechar este momento de tranquilidad cambiaria antes de las elecciones. Es decir, planifica en momentos en que nadie parecería poder hacerlo.

Incluso, días atrás, la entidad presidida por Mercedes Marcó del Pont tuvo que salir a vender u$s80 millones para frenar una mayor suba del dólar, algo que sería impensado en otros países.

¿Qué es lo que diferencia a la Argentina de la región? O, dicho de otra manera, ¿por qué ellos "no pueden" controlar su moneda y acá sí se hace?

Para los expertos, el principal factor que pone a la Argentina "a contramano" de la región tiene que ver, justamente, con el manejo de la inflación. Es decir, qué nivel de alzas de precios cada Gobierno está decidido a soportar en pos de un crecimiento de la economía.

Al respecto, Marina Dal Poggetto, economista del Estudio Bein, destacó: "Nuestro país apostó a una estrategia totalmente distinta. En un mundo donde el dólar se devalúa, la Argentina también fue depreciando su moneda. Y esto lo logró con un Banco Central interviniendo fuertemente, emitiendo pesos".

En la misma línea, para Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb, aseguró que "si la Argentina hoy se permite leves depreciaciones es porque tiene el foco puesto en algo distinto que el resto. En la economía, muchas veces, cuando uno toca una variable no puede manejar las otras. Esto fue lo que ocurrió acá: el objetivo del Banco Central fue administrar el tipo de cambio a su antojo pero dejó de lado la inflación".

Por su parte, Ritondale coincidió en que "mientras que en otros países los gobiernos intervinieron poco en el mercado cambiario, en la Argentina pasó lo contrario y fue el más agresivo de todos".

¿Cuál es el otro factor que lo explica? Ritondale señaló que esta política de ir "a contramano" está vinculada con que en la Argentina opera una psicología muy distinta entre los ahorristas: "Acá genera miedo que el dólar flote libremente, los inversores se ponen nerviosos y por eso se prioriza mucho la estabilidad cambiaria".

En definitiva, para los expertos, que aquí suba la cotización del billete verde, mientras que en otros países ocurre lo contrario en términos nominales, no se debe a que la Argentina está "tocada por la varita", sino que todo es una cuestión de elección del Ejecutivo.

¿Por qué? Porque el Gobierno K eligió el camino de crecer a tasas chinas pero a costa de pagar por ello una alta inflación y abundante lluvia de billetes (expansión monetaria), en un contexto en el que la inversión no resultó suficiente como para apuntalar el boom de consumo.

Al respecto, para Lamothe "Brasil tranquilamente podría copiar a la Argentina", es decir, emitir una tonelada de reales y comprar dólares infinitamente y devaluar a su antojo. Sin embargo, Rousseff nunca lo haría porque "ni se le pasa por la cabeza tener una inflación de dos dígitos. Es decir, no prioriza el tipo de cambio competitivo, sino mantener a raya la suba de precios".

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