viernes, 6 de mayo de 2011

Invertir ahora con la mira en las urnas: cuáles son los papeles que pueden dar el gran "zarpazo"


Los brokers de la city porteña guardan algunas diferencias importantes con sus colegas del resto del mundo.

Una de ellas, es el hecho de que para tomar decisiones en su día a día, el accionar del Gobierno en materia política y económica cobra un protagonismo mucho mayor a la hora de decidir cuestiones financieras.

Es que en un país donde el intervencionismo estatal muestra una vocación creciente, los factores que terminan influyendo sobre el precio de acciones y bonos ya no dependen tanto de la productividad de las compañías, sino de las cuestiones que finalmente se resuelven en los despachos de los funcionarios.

La historia reciente es pródiga en ejemplos de cómo, en momentos de "ruido político", se intensifica la incertidumbre sobre el devenir de los papeles argentinos.

Ocurrió durante la renegociación de la deuda en default, también en el conflicto entre el Gobierno y el campo y luego con la expulsión de Martín Redrado del Banco Central.

Sin embargo, es posible que el movimiento más fuerte del mercado, vinculado a causas meramente políticas, esté aún por definirse.

Es que la cuenta regresiva para la fecha de los comicios ya comenzó. Y en estos escasos ocho meses que restan para las elecciones presidenciales existe la presunción de que haya una explosión en el valor de algunos papeles.

En particular, si se diera el hecho de que la oposición pudiera llegar a ganar, o bien que el oficialismo se alce con la victoria y decida hacer un "cambio de aire", necesario para afrontar otros cuatro años de gestión.

Los inversores propensos a tomar riesgo, ¿están apostando a un cambio abrupto del actual modelo económico? Nada de eso.

Simplemente, ponen sus fichas al hecho de que cualquiera que asuma el poder decida avanzar en una cuestión que se ha ido postergando por los vaivenes políticos: sincerar, al menos de manera gradual, las estadísticas oficiales.

Esto, ni más ni menos, produciría un notable repunte del CER, índice creado en 2002.

¿Qué es el CER? Es un "Coeficiente de Estabilización de Referencia". Se construye en base a un cálculo efectuado sobre la variación de precios al consumidor (IPC). Ambos se mueven de forma análoga, si uno sube, también lo hace el otro.

Cabe resaltar que apuntalar tal sinceramiento es uno de los caballitos de batalla de los opositores.

Pero, más allá de ello, la pregunta que circula por los pasillos de la city porteña es si el oficialismo - de alzarse con la victoria - puede gobernar cuatro años más sin dar ese trascendental paso.

Sucede que el contexto internacional puede no presentarse tan favorable para mantener indefinidamente el actual "eslogan" de "vivir con lo nuestro", en referencia a la lejanía que el país tiene de los mercados internacionales de crédito.

Mirando las urnas con el bolsillo
En este escenario post-electoral, esto haría que todos aquellos bonos cuyos rendimientos crecen cuanto mayor es el CER tendrían un súbito incremento en su cotización.

Es que en estos papeles, su actual valor refleja un rendimiento acorde a un indicador que, por ahora, luce subestimado por los cálculos del INDEC.

De manera que, en estos días, se está empezando a insinuar en la city un "nuevo deporte" para aquellos amantes de la adrenalina: formar un portafolio de títulos que, hoy por hoy, exhiben rendimientos deprimidos por las estadísticas oficiales.

Por consiguiente, tienen en su haber un alto potencial para dar "el gran salto", si las próximas autoridades llegaran a sincerar la inflación.

"Se está empezando a ver un movimiento hacia esos títulos. Cuando los clientes nos consultan sobre si los bonos que ajustan por CER van a dar un salto, solemos dar un punto de vista moderado. Pero aún así el mercado siempre hace especulaciones en situaciones como estas", señala Jackie Maubré, analista jefe de la firma de inversión bursátil Cohen.

Quienes sí deciden poner sus fichas apostando a un renovado escenario post-electoral lo hacen porque toman en cuenta cómo, en cada ocasión en las que circularon rumores sobre un sinceramiento de la inflación, los precios de los títulos se dispararon.

Sobre este punto, Marina Dal Poggetto, economista del Estudio Bein, recuerda que la llegada del FMI para asesorar al organismo dio lugar a importantes variaciones en las cotizaciones.

Por ahora, los títulos están agazapados a la espera de una señal.

"El Discount en pesos había trepado más de un 80%. En julio se encontraba debajo de los $100 y llegó a valer $180 en diciembre", destaca la analista.

"El Bogar, un bono más corto, subió hasta los $244 a finales de año. Es decir, un 62% en apenas cinco meses. Su cotización era de $150 en julio", afirma Dal Poggeto.


"Claro que luego volvieron a bajar. Es lo que ocurre cuando el mercado primero se entusiasma y luego de desilusiona", recuerda.



¿Qué potencial tienen de suba?
La utilización del CER, que se aplica a los bonos en pesos, fue originalmente una herramienta pensada como un "seguro contra la depreciación".


Al variar en línea con la inflación minorista, el inversor contaba con la garantía de que nunca el rendimiento iba a ser "licuado" por un mal manejo de la política económica.

Cabe destacar que un título estándar está compuesto por capital e intereses. Estos últimos son calculados a partir del (capital) residual, es decir, de la porción de éste aún no devuelta.

Y ese saldo es ajustado conforme al índice CER, 10 días hábiles anteriores a la fecha de pago de dichos intereses.

¿Cómo se calcula el valor presente de un bono? Se traen al día de hoy todos los ingresos que generará a futuro ese título descontándolos - para ello - a una determinada tasa de interés (Tasa de Retorno o TIR).

Pero, desde la intervención del INDEC a comienzos de 2007- y tras la polémica generada en relación a su veracidad - los precios han sufrido una depresión.

Y esto es así porque el mercado cree que no pagan todo lo que deberían, habida cuenta de la brecha existente entre la inflación "oficial" y la que los analistas privados estiman como real.

En buen romance, los compromisos de cancelación se ajustan tomando como parámetro una tasa inferior a la que realmente correspondería.

El impacto de sincerarse
De avanzar por este camino, la eventual mejora de las estadísticas impactará en dos direcciones.

En primer lugar, el capital sobre el cual se calculan los intereses será mayor.

En consecuencia, si los montos futuros a recibir son superiores, el valor actual que exhibe estos papeles escalarán.

En segundo término, los inversores aplican una tasa de descuento, según cómo se comporta el Gobierno de un país, sus indicadores económicos y en qué contexto mundial se desenvuelve, entre tantos otros factores.

De manera que, si se regularizara el funcionamiento del organismo oficial de estadística, el "establishment" financiero considerará esta situación como una buena noticia. Y el Ejecutivo estará en condiciones de exigir una menor tasa de interés por su deuda.

Pero hay más. Porque existe otro aspecto de la política económica que presumiblemente cambiaría transcurrido el momento de las urnas y que tendría un impacto relevante en los títulos que ajustan por CER.

Y tiene que ver con la aceleración de la tasa devaluatoria.

Es decir, "quitarle el ancla" al billete verde para que éste se pare en un escalón superior frente al peso, para prevenir así el "atraso cambiario".

También, la inevitable y gradual suba de las tarifas de los servicios públicos.

Ambas medidas implicarían, en el corto plazo, un impacto inflacionario que vería su correlato en los bonos que ajustan por CER.

Así las cosas, surge la pregunta del millón: ¿de qué magnitud de suba se habla?

Algunos analistas, pese a las dificultades de hacer pronósticos en un contexto inestable, se animan a dar cifras sobre cuánto podrían repuntar los títulos respecto de su precio actual.

Patricia Premrou, experta en bonos de Porfolio Personal, cree que, en el caso de un papel como el Bogar, el incremento llegaría hasta un 30 por ciento.

En tanto, Leonardo Bazzi, analista de Puente Hermanos, también pronostica una variación fuerte: "Dependerá de cuántos pagos tenga pendiente cada bono, pero en un cálculo a primera vista, no sería raro que haya papeles que puedan experimentar un alza superior al 15 por ciento en el día".


El posible salto en las cotizaciones de estos bonos será más grande cuanto más profundo sea el cambio político tras las elecciones. Lo cierto es que hoy los analistas, cuando sus clientes les consultan sobre la posibilidad de ganar con un "nuevo CER" advierten que la jugada tiene sus riesgos.

Quien haga la apuesta tienen que saber que está poniendo sus fichas a un cambio de contexto político.

Es decir, para los que deciden apostar a un escenario en el que país avance en resolver algunas cuestiones pendientes ("alguna vez tendrá que hacerlo", razonaba un operador de la city), los bonos ajustables están en condiciones de dibujarle una sonrisa en la cara.

Claro que, como en toda inversión, para que la apuesta salga bien es fundamental un buen "timing". En un contexto electoral esto significa que no tiene sentido esperar al resultado de las votaciones para recién ahí entrar al mercado.

Como señala un trader: "El precio actual de los bonos no está considerando un pleno sinceramiento del CER. O sea que para quien crea que ese cambio sí se va a producir, el momento de comprar es ahora".

F:iprofesional.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario