jueves, 8 de abril de 2010

Los gurúes de la City develan cómo ven la economía argentina para este año


Se disparará la inflación? ¿Qué ocurrirá con el dólar? Si no puede usar las reservas, ¿caerá el Gobierno en default? ¿Qué más manotearán los K para tapar el bache fiscal? ¿Llegarán a 2011? ¿Se viene un nuevo estallido? Cuando renace la incertidumbre y abruman las incógnitas, aparecen los dueños de las respuestas. En su edición de abril, la revista Apertura describe cómo ven a la Argentina los gurúes de la City.

Los analistas más consultados por el establishment desmenuzan al modelo “productivo”. Crecimiento del 5%, con inflación del 25, elementos que, junto a la continua expansión del gasto (y la virtual extinción del superávit fiscal), marcan el “tic-tac” en la cabeza de empresarios, ahorristas y consumidores. “La política económica está hecha por alguien muy inteligente, con mucha capacidad de trabajo, pero que cree que los libros muerden”, define Miguel Ángel Broda al, en sus palabras, “gran maKroeconomista” (sic), Néstor Kirchner. Por eso, insiste, observa la luz del final del túnel hacia diciembre de 2011: “Sin duda, un cambio de gobierno nos permitirá retornar al globo terráqueo”.

“El premio consuelo es llegar”, asegura otro oráculo de los business men, Carlos Melconian. “Hace dos años, el modelo necesitaba un service para retomar crecimiento y salir. Hoy, ya no. Service se transformó en surfear: surfear para llegar”, explica. Con un pronóstico de crecimiento de 3 a 4 puntos de PBI para 2010, Melconian no habla de crisis, sino de decadencia. “Me preguntan: ’¿Qué hay que hacer?’. Nada. Contesto en términos prácticos: surfear. ¿Alguien cree que se puede implementar un plan anti-inflacionario serio?”, responde.

Calesita chocada. Volcó. Urgente entrada a boxes. Surfear para llegar. Las metáforas de los economistas florecen. Parecen el único recurso de distinción cuando el diagnóstico ofrece poco margen para la originalidad. La prodigiosa combinación de superávits gemelos y tipo de cambio alto que detonó el milagro económico K perdió uno de sus pilares –las cuentas fiscales en azul– y la inflación, espiralizada a partir de 2006, amenaza con asfixiar otro: la competitividad del peso.

“El modelo funcionó entre 2003 y 2007, los buenos años de la era Kirchner‘, observa Miguel Kiguel, presidente de Econviews. “Está agotado y, tal como fue planteado en sus inicios, no funciona”, asevera Orlando Ferreres, director general de Orlando Ferreres & Asociados. “En 2006, pasó algo: Néstor Kirchner pasó a ser el ministro de Economía. Ahí, la calesita empezó a tener dificultades”, diagnostica Roberto Frenkel, investigador titular del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES). “El principal problema era la gradual aceleración de la inflación, producto de un crecimiento del 9% anual en una economía sin sobrante estructural de mano de obra. El índice pasó del 3 por ciento en 2003, al 6 en 2004. Hasta que llegó al 12, en 2005”, resume. “La economía, que crecía a tasas importantísimas, no registró volúmenes de inversión adecuados, en calidad ni cantidad, para recuperar el paso de la demanda. Esto tuvo efectos concretos: el primero, la inflación”, aporta Claudio Lozano, diputado nacional (Proyecto Sur) y economista de la CTA. El Gobierno, dice el legislador, no niega el problema, sino que intenta aprovecharlo. “Transformó a la inflación en socia”, alude al ajuste inflacionario que, ante la erosión de sus cuentas –se cerró 2009 con un rojo financiero superior a $ 7000 millones–, le permitiría al fisco recaudar más y licuar gasto.

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