domingo, 20 de junio de 2010

Modos de evitar una recesión mundial de doble caída


Entre los encargados del diseño de políticas hay un debate sobre cuándo suspender el estímulo monetario y fiscal que impidió que la Gran Recesión de 2008-2009 se convirtiera en una nueva Gran Depresión. Alemania y el Banco Central Europeo están presionando por austeridad fiscal en el corto plazo; a EE.UU. le preocupan los riesgos de una consolidación fiscal rápida.

Los encargados del diseño de políticas están en una situación sin salida. Si retiran los estímulos pronto existe el riesgo de volver a caer en la recesión. Si bien la austeridad puede ser necesaria en países con déficits y deudas importantes, aumentar los impuestos y recortar el gasto puede empeorar la recesión.

Si los encargados de las políticas mantienen los estímulos, los déficits fiscales descontrolados pueden conducir a una crisis de deuda soberana. Si se monetizan estos déficits, la inflación podría presionar al alza las tasas de interés a largo plazo y asfixiar la recuperación.

El problema se complica porque en la última década EE.UU. y otros países deficitarios -incluyendo Reino Unido, España, Grecia, Portugal, Irlanda, Islandia, Dubai y Australia?han sido consumidores de primer y último recurso, gastan más de lo que ingresan y tienen déficits de cuenta corriente. Las economías asiáticas emergentes -China en particular?junto con Japón, Alemania y algunos otros países han sido productores de primer y último recurso, gastan menos de lo que ingresan y tienen superávits de cuenta corriente.

Los países que gastan de más están empezando a hacer recortes por la necesidad de reducir su gasto, de importar menos y de reducir sus déficits externos y desapalancarse. Pero si los países deficitarios gastan menos y los países superavitarios no compensan ahorrando menos y gastando más, para la capacidad productiva sobrante habrá una falta de demanda agregada, lo que llevará a otra caída económica.

¿Qué deben hacer los encargados del diseño de políticas? Primero, en los países donde la austeridad es necesaria para prevenir una crisis, la política monetaria debe ser flexible para compensar los efectos recesivos. Deben mantenerse tasas oficiales cercanas a cero en la mayoría de las economías avanzadas.

Segundo, los países donde aún no se despiertan los vigilantes del mercado de bonos -EE.UU., Reino Unido y Japón- deben mantener sus estímulos fiscales y al mismo tiempo diseñar planes de consolidación fiscal creíbles para aplicarlos a mediano plazo. Tercero, los países con exceso de ahorro, como China y los emergentes de Asia, Alemania y Japón, deben implementar políticas para reducir sus ahorros y sus superávits de cuenta corriente. China y los emergentes de Asia deben aplicar reformas para reducir el ahorro previsional y permitir que sus monedas se aprecien; Alemania debe mantener sus estímulos fiscales y ampliarlos a 2011, en lugar de comenzar con su mal concebida austeridad; y Japón debe aplicar medidas para reducir su superávit de cuenta corriente y estimular el consumo.

Cuarto, los países con superávits de cuenta corriente deben permitir que sus monedas subvaluadas se aprecien, mientras el BCE debe aplicar una política monetaria flexible que prevea una debilitación gradual del euro.Quinto, en los países donde el desapalancamiento privado se esté dando rápido mediante una caída de consumo e inversión, deben ampliarse los estímulos fiscales.

Sexto, si bien es necesaria una reforma regulatoria que aumente la liquidez y los coeficientes de capital de las instituciones financieras, esos coeficientes deben adoptarse de manera gradual para evitar un empeoramiento de la contracción del crédito. Séptimo, en los países donde los niveles de deuda pública y privada son insostenibles, esas deudas deben reestructurarse y reducirse.

Por último, el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y otras instituciones multilaterales deben facilitar apoyo de prestamista de último recurso para impedir una recesión en países que necesitan un desapalancamiento público y privado. En términos generales, el desapalancamiento de los hogares, los gobiernos y las instituciones financieras debe ser gradual si queremos evitar una recesión de doble caída. Los países que pueden mantener los estímulos fiscales y que necesitan reducir su ahorro y aumentar su gasto deben contribuir al ajuste de la cuenta corriente global para impedir una carencia global de demanda agregada.

El no aplicar esas medidas de política coordinadas -para sostener la demanda en un momento en el que las tendencias deflacionarias son severas en las economías avanzadas?podría conducir a una recesión de doble caída en los países avanzados. Tal resultado provocaría otro episodio de riesgo sistémico grave en los mercados financieros globales que desencadenaría una serie de contagios de impagos de deuda soberana y dañaría las perspectivas de crecimiento de las economías emergentes, que hasta ahora han experimentado una recuperación más firme que los países avanzados.

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