domingo, 12 de junio de 2011

Los "osos" invaden Wall Street y provocan la racha más negativa desde 2002


Malas épocas para los nervios de los operadores e inversores de Wall Street, la meca financiera del mundo.

El motivo es tan claro como preocupante: la enorme dosis de angustia que los invade respecto de la recuperación económica estadounidense.

En la práctica tuvo su máxima expresión este viernes, cuando el promedio industrial Dow Jones rompió el nivel psicológico de los 12.000 puntos, para estacionarse en las 11.951 unidades.

¿Por qué cobra relevancia este indicador? Porque el perforar este piso sólo es preludio de mayores caídas.

Por ende, anticipan tiempos difíciles y plagados de incertidumbres, en medio de un "juego" en el cual a nadie le gusta perder. Y mucho menos, cuando las cifras que se manejan son multimillonarias.

Con el cierre del viernes se coronó un récord para nada envidiable: el mercado redondeó la sexta semana consecutiva de descensos, lo que supone su peor racha negativa desde el año 2002.

Pero no sólo el índice Dow Jones sufrió semejante traspié.

También el S&P 500, que retrocedió 1,4% y finalizó en las 1.270 unidades, lo que significa su camino más largo de retrocesos desde 2008.

En tanto, el Nasdaq, que aglutina a las empresas tecnológicas, también marcó un récord difícil de igualar: su rentabilidad, frente a principios del año, quedó negativa.

Los factores que profundizaron las pérdidas del mercado neoyorquino fueron de envergadura. A grandes rasgos:
La percepción de que la economía mundial no se va a recuperar con fuerza y puede llegar a estancarse (en particular, por algunos indicadores económicos recibidos de China).
Las nuevas advertencias que llegan desde la Reserva Federal (Fed) sobre el estado de salud de la economía estadounidense.
La "odisea griega", que no para de sumar nuevos capítulos a su larga historia (ahora se habla de un default encubierto, consistente en un intercambio compulsivo de bonos a sus tenedores privados).

Ante este panorama, los inversores encuentran motivos suficientes para vender sus tenencias en forma casi masiva. Y suspender nuevas compras, hasta nuevo aviso.

Palabras con efectos destructivos
Uno de los que mostró un fuerte de escepticismo sobre la situación económica de la principal potencia mundial fue el propio presidente de la Reserva Federal de Nueva York, William Dudley.

Dudley no hizo más que reconocer que los decepcionantes indicadores, que se han venido publicando en las últimas semanas, demuestran que las posibilidades de que la economía estadounidense decaiga son muy amplias.

El funcionario advirtió que los elevados precios de los alimentos y de la energía vienen aumentando la presión sobre los hogares, lo que podría frenar el ritmo de consumo de los habitantes.

A su vez, esto tendría un impacto negativo en las empresas, que limitarán las contrataciones, con el consiguiente deterioro del mercado laboral.

Estas declaraciones están en línea con las que durante toda la semana fueron llegando desde la Reserva Federal, tanto de parte de su presidente, Ben Bernanke, como de otros miembros del comité de Mercado Abierto.

Otro funcionario que "se sinceró" fue el presidente del organismo en Atlanta, Dennis Lockhart, quien admitió que recortó sus previsiones de crecimiento debido al decepcionante primer semestre.

No obstante, considera que hay poco que la Reserva Federal puede hacer.

Otro factor que jugó en contra de los mercados fue la noticia de que la Fed dijo que planea ampliar el número de bancos que serán sometidos a las pruebas usadas para determinar si éstos están manteniendo el capital suficiente.

"Todo genera un gran pesimismo, lo que empuja a mantener una posición vendedora", dijo Michael James, operador principal en Wedbush Morgan en Los Angeles.

El mal clima también invade al Viejo Continente.

Las acciones europeas cayeron el viernes a su mínimo de tres meses y cerraron su sexta semana de pérdidas.

"Los inversores no están muy contentos. Y todo tiene que ver con el menor impulso de la economía mundial y el arrastre de esto a las ganancias de las empresas", señaló Mike Lenhoff, jefe de estrategias de Brewin Dolphin.

Domina el pesimismo
Una de las formas más ilustrativas de mostrar las tendencias de fondo en los mercados es la eterna lucha entre los osos ("bears") y los toros ("bulls").

Según los analistas, los primeros llevaban ya un largo tiempo hibernando pero, finalmente, se despertaron y empezaron el camino de retorno a Wall Street con las garras bien afiladas.

Esta metáfora surge claramente de una encuesta que mide el ánimo inversor elaborada por el principal centro financiero del mundo. La misma refleja que:
Aquellos que tienen la sensación de que todo irá a la baja (bears) se imponen rotundamente sobre los que muestran un mayor optimismo. El primer grupo alcanzó la mayor cantidad de adeptos de los últimos 10 meses.
En tanto, los alcistas (toros) hoy por hoy representan apenas uno de cada cuatro. Este nivel tan bajo no se registraba desde la última semana de agosto del año pasado.

El retorno de los osos se produjo a partir de las opiniones volcadas en el "Libro Beige" de la Reserva Federal, que vinieron a confirmar lo que ya adelantaron los malos datos de empleo publicados la semana anterior.

El mismo dejó claramente de manifiesto que la esperada recuperación económica se enfrió durante mayo.

Así las cosas, el impacto de "los osos" sobre el Dow Jones no se hizo esperar. Y generó su peor racha desde finales de junio de 2010, cuando cedió casi un 6%, tras encadenar siete sesiones con saldo negativo.

Semana agitada
Según Agustín Cramo, experto en mercados internacionales, "este escenario deja como probable "que la próxima semana salgan más osos de la cueva bajista".

En tal sentido, Agustín Trella, Portfolio Manager de Puente, señala que "el Dow Jones no hace nada más que ratificar las dudas que envuelven a inversores y analistas sobre la evolución económica de Estados Unidos".

"En los últimos quince días no se produjo ningún hecho lo suficientemente grave como para que se alteren los fundamentos de la economía, salvo, claro está, el humor. Pero este humor es tan importante que puede profundizar aún más el actual malestar", apunta Palma Cané.

En tal sentido, el economista aporta una frase más que elocuente al respecto: "Cuando todos se equivocan, todos tienen razón. Y hoy podemos estar en presencia de este fenómeno".

En cuanto a lo que pueda ocurrir a lo largo de la semana que se inicia este lunes 13, Cramo anticipa que "no será apta para enfermos del corazón e hipertensos".

Trella comparte su opinión y aporta algunos datos para reafirmar sus palabras.

"El miércoles se conocerán dos datos clave: el índice de inflación minorista y la concreción de nuevas hipotecas. Ambos tocan dos puntos muy sensibles, como son el consumo y el mercado inmobiliario", sostiene el analista de Puente.

"Pero eso no es todo, ya que el jueves se difundirá la cifra de pedidos de subsidios de desempleo y, finalmente, el viernes los permisos de construcción de casas nuevas", agrega Trella.

"Como si esto fuera poco, del otro lado del Atlántico serán días clave para la resolución de la crisis griega", concluye Cramo.

Es por ello, que ambos analistas vaticinan una semana en la que la palabra más usada probablemente será "incertidumbre".

F:iprofesional.com

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