sábado, 18 de junio de 2011

"La principal preocupación es que no hay un modelo económico coherente y consistente"


Roberto Lavagna asegura que el ciclo como ministro de Economía está cumplido en su carrera profesional. "Es una etapa terminada", afirmará terminante en su mano a mano exclusivo con We. Dará por terminadas así las versiones que lo instalaban como un eventual futuro "candidato a ministro" en campaña. Su CV marca que ocupó la cartera de Economía y de Producción entre abril de 2002 y diciembre de 2005, durante los mandatos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner.
"Estuve casi cuatro años con dos presidentes en momentos sumamente extremos porque los dos años y medio que siguieron a este primer período hubo que hacer la renegociación y la reestructuración de la deuda más grande que se haya reestructurado en el mundo hasta hoy", describe. Hasta ese momento, la más grande era la de Rusia con 40 mil millones de dólares, luego llegó la Argentina con 102.500 millones de dólares y actualmente quizás sea superada por la de Grecia.
"La reestructuración fue un hito importante en mi carrera, pero al que le tengo especial cariño es a la creación de lo que hoy es el Mercosur", describirá, al momento de referirse a los activos de su trayectoria. De hecho, entre 1985 y 1987 se desempeñó como secretario de Industria y Comercio Exterior del gobierno de Rául Alfonsín y fue "ideólogo y negociador jefe del actual Mercosur", según reseña la solapa de su nuevo libro Trece meses cruciales de la historia argentina.

l ¿Cuáles son las principales preocupaciones hoy en materia económica?
- La principal preocupación es que no hay un modelo económico coherente y consistente.
l El hecho de haber cambiado la idea de ministros más influyentes o "superministros" marcó un cambio respecto de la política económica…
- No, porque eso sería poner un énfasis excesivo en las figuras, en realidad correspondió a un cambio ideológico. Después de la elección de mitad de mandato, finales de 2005, el Presidente, que había asumido con un número muy reducido de votos, se sintió con el aval suficiente como para introducir cambios de fondo en el rumbo de la política.
l ¿Fue ahí cuando se produjo el punto de inflexión del modelo?
- Fue en 2006. Ese año, en materia de política internacional comenzó un estrecho acercamiento con Venezuela, lo cual implicaba un cambio significativo respecto de las prioridades naturales y estratégicas de la Argentina, que tienen que ver con el Mercosur, Brasil, Chile, Uruguay. A principios de 2006, en materia institucional, ocurrieron tres hechos significativos. El primero fue la reimplantación de los súperpoderes presupuestarios, que habíamos eliminado en 2005. La modificación del Consejo de la Magistratura, por el cual el Poder Ejecutivo alcanzó como mínimo el poder de veto, nada más y nada menos, que en materia de nombramiento o remoción de jueces. En tercer lugar, porque se aprueba una ley que regula los decretos de necesidad y urgencia y los convierte en algo más importante que una ley.
l ¿Por qué afirma que se convirtió en algo superior a una ley?
- Una ley requiere las dos Cámaras, en tanto que un decreto de necesidad y urgencia basta con que una Cámara no lo invalide para que siga vigente. A eso se agrega el abandono del programa económico.
l ¿A qué se refiere con abandono, no se mantuvo una continuidad del modelo?
- Básicamente el abandono de dos medidas vitales. Una era la creación de un fondo anticíclico o anticrisis que yo había anunciado en septiembre de 2005. Y la segunda es que se paró la rebaja impositiva que nosotros habíamos propuesto y que era muy profunda a favor de las pequeñas y medianas empresas y de la creación de empresas, que llegó a tener media sanción de Diputados, y quedó sin tratamiento en el Senado. Estas son las modificaciones económicas más visibles, y después simplemente el uso de los colchones o los márgenes de maniobra, para ponerlo de manera más elegante, que había en materia de superávit fiscal, de superávit de las cuentas externas, que desde niveles muy altos empezaron a degradarse a partir de la primera mitad de 2006.
l ¿Una inflación a un 20/30 por ciento anual, es sostenible para un país?
- Si usted toma hoy los alrededor de 180-190 países que existen en el mundo, países que estén por encima del 15 por ciento de inflación anual, no debe haber más de 10. Y lamentablemente, la Argentina está en niveles de alrededor del 27 por ciento anual. Yo creo que no es sostenible. Alguien podrá decir, pero antes la Argentina tuvo tasas muy grandes, el contexto mundial era distinto, por eso empiezo justamente por el contexto mundial.
l ¿En qué se diferencian?
- Eran muchos los países que tenían inflación, desde ya casi todos los de América Latina, en la década de los '70 hasta los Estados Unidos tuvo una inflación de dos dígitos. Hoy el contexto de estabilidad en todo el mundo es casi un valor adquirido, en consecuencia, que el país tenga esta tasa de inflación, le juega en contra en infinidad de decisiones de inversión, y cuando digo decisiones de inversión no digo de inversión extranjera solamente. No, inversión local. En los últimos cinco años, empezando por 2006, han salido del país 65 mil millones de dólares. El último año de ingreso neto de capitales, siempre hay entrada y salida. El neto es lo que importa y el último año real fue 2005.
l Desde el Gobierno, incluso algunos analistas, justifican la fuga de capitales porque atravesamos un año electoral…
- Y cómo hacen para justificar 2006, 2900 millones. 2007, 8800 millones. 2008, 22.000 millones. 2009, 14.000. 2010, 11.000. 2011, el pronóstico de todos los economistas era del orden de 11.000, y hoy están todos cambiando los pronósticos porque hay una aceleración y empiezan a hablar de entre 14 y 17 mil millones de dólares. Salvo que hayamos tenido elecciones todos los años, esa explicación no es válida.
l ¿Cuál es el riesgo de este crecimiento en la fuga de capitales?
- Todos los capitales que salen del circuito financiero son capitales que debieron haber estado invertidos. Si usted mira cuál es la contrapartida de la salida de capitales, es que desde 2006 hasta hoy, la tasa de crecimiento de la inversión es inferior al 20% anual, que es el mínimo necesario para que el país crezca de manera sostenida y sin inflación. Ya en 2006, la tasa baja al 18%. Y de ahí en más todos los años estuvo largamente por debajo de ese mínimo, que es 20% anual.
l ¿Los ritmos actuales de emisión de moneda por parte del Banco Central y la relación tan estrecha entre una entidad que debería ser autárquica y el Ministerio de Economía, le preocupa?
- Me preocupa en realidad que como no hay programa económico -el Gobierno diría no hay modelo económico-, las decisiones que se toman son decisiones inorgánicas. Hoy la inflación es el resultado de haber perdido todo el superávit fiscal, de una política monetaria totalmente pasiva que va respondiendo a lo que se le pide, de una inversión que es inferior a lo que debería ser y el conjunto de esas cosas terminó conduciendo, además de temas puntuales, ligados a la carne a la leche, etc.; terminó conduciendo a que de 2007 en adelante la tasa de inflación sea mucho mayor que lo que corresponde.
l Hoy el espejismo es el tema del consumo. ¿Por qué la gente todavía no percibe un deterioro en el poder adquisitivo si bien el nivel de inflación es tan alto?
- Es similar a la situación que se vivió en el año electoral de 1995, en el sentido de que hay momentos de alto consumo, en una sociedad como la nuestra que, como la mayoría de las sociedades del mundo, es una sociedad de consumo, con distintos niveles de satisfacción. El consumo produce satisfacción. Y esto es lo que se vive todavía en este momento. Todo ese conjunto de factores termina en esta tasa de inflación, con los problemas que esto tiene, en términos de desequilibrar todo lo que los economistas llamaríamos variables económicas. Desequilibra todo lo que tiene que ver con los ingresos, los salarios, jubilación y pensión, pero también desequilibra el tipo de cambio. La Argentina ha ido perdiendo competitividad de una manera muy importante.
l ¿Cuánta es la incidencia del tipo de cambio en la competitividad? Desde la UIA se sostiene que es una variable clave.
- Es una condición necesaria no suficiente. Porque sólo eso no arregla nada. A eso hay que combinarlo con otro tipo de políticas, de equilibrio fiscal, con superávit fiscal, con una política monetaria razonable, con políticas que tiendan a mejorar la productividad. En la Argentina se subestiman a veces, por ejemplo, el efecto de los cortes, de los piquetes y demás sobre niveles de productividad y su impacto es altísimo.
l ¿Qué opina de las políticas de compensación de importaciones?
- No sirven para nada, pero, al revés, pegan muy fuerte en la productividad por una razón muy sencilla, en una cadena de insumos que es eso, una cadena, basta que un eslabón importado, algún insumo importado, no llegue en tiempo y forma, para que se impacte dentro de la cadena productiva. Eso está pasando hoy prácticamente en todos los sectores, eso por el lado de la importación. Por el lado de la exportación es de una ineficiencia total, le voy a dar datos sin nombres pero que son de casos ciertos. Cuando una automotriz hace un acuerdo con un gran exportador de cueros, que deja de exportar los cueros, se lo vende a la automotriz para que la automotriz haga exportación y a cambio de eso poder importar. Eso es de una falta de productividad notable, y no suben las exportaciones porque simplemente lo que ocurrió es que el exportador le transmitió.
l ¿Por qué no se ve que ese parche no es efectivo?
- Porque el Gobierno tiene una visión de híper corto plazo. Su preocupación hoy es que no salgan demasiadas divisas en materia de importación porque en el contexto actual, donde le ha caído el superávit fiscal, donde ya no tiene superávit fiscal, tiene déficit, donde ya no tiene superávit en la cuenta corriente del balance de pagos, importaciones demasiado altas, le bajan las reservas. Es una visión de híper corto plazo. No sirve para nada.
l ¿Es la misma visión la que se da con las estadísticas?
- Ahí hay dos causas. Por un lado hay un delito. El Estado que falsea las estadísticas comete un delito que podría ser llevado hasta el extremo de calificación de traición a la patria. Porque después quien tiene que manejar y tomar decisiones económicas lo tiene que hacer en medio de la oscuridad con señales que son falsas.
lDesde el Indec aseguran que la culpa es de las consultoras…
- No me voy a meter demasiado en ese tema. Me meto en el tema de fondo. Desde abril de 2006 empezó la tergiversación y las presiones para tergiversar estadísticas, que empezaron siendo de precios, después siguieron con el nivel de producto, pobreza, indigencia, situación fiscal y se fue extendiendo a todas con un total de que hoy el país no tiene siquiera estadísticas creíbles en cosas tan lejanas del punto en el cual empezó, como la tasa de mortalidad infantil.
l ¿Las rigideces que se generan a partir de las licencias con Brasil son propias del devenir de los países?
- Son propias del tipo de relaciones que son intensas. Esto no podría haber pasado nunca en 1985 porque ni la Argentina era relevante para Brasil ni Brasil era relevante para la Argentina, en términos comerciales. Hoy Brasil es extremadamente relevante para la Argentina. La aclaración que hay que hacer es que frente a esos problemas, uno los puede tratar con seriedad, con instrumentos técnicos y demás o los puede tratar a los golpes. Ahora lo están tratando a los golpes y los resultados, como está visto, son negativos, porque en algún punto Brasil dijo basta. Pareciera ser que en ese sentido hay un cambio de postura, esto no quiere decir que Brasil no tenga también sus responsabilidades.

La mira por TV
A Lavagna no le divierte hablar de política en tiempo de elecciones. Asegura que prefiere "no hablar de los temas que tengan que ver con la campaña porque él no lo está". No obstante, avanza en algunas definiciones al respecto.

l ¿Javier González Fraga le parece una buena elección como vice de Alfonsín?
- Es una excelente elección. En diciembre sacamos el libro Pensando un país, del cual él formó parte, asi que me parece que es una excelente decisión.
l ¿Extraña un poco la campaña de los últimos años?
- No, son etapas. Yo no me quedo demasiado enganchado en las cosas. Para mí es un ciclo, lo importante es como uno los cumple, si logró cumplir los objetivos que se había planteado.
l ¿La preocupa la influencia de Moyano?
- Me preocupa cualquier grupo de presión poderoso, sea sindical, empresario, intelectual, de medios. Ese tipo de grupos son los que siempre terminan poniendo en riesgo el funcionamiento democrático.
l ¿Es un logro haber instalado el tema de que Cristina Kirchner ya ganó?
- La oposición cometió errores muy notables desde 2007 y ratificados desde 2009 en adelante y eso le creó ese espacio al Gobierno que, si bien cometió sus propios errores, por ahí fueron menos visibles o encubiertos por este consumismo euforizante, lo que yo llamo euforia sin futuro. De todas maneras todavía quedan cuatro meses y habrá que ver si hay capacidad de quienes están en la campaña de moverse con mayor inteligencia de lo que se movieron desde 2007 en adelante.
l ¿Cómo se resuelven las luces amarillas de la economía?
- Con un programa cohesionado. Las medidas aisladas no sirven para nada. En economía hay una cuestión de un mecanismo muy preciso de relojería, preciso en la dirección de las medidas que uno toma y respecto del timing. Uno se equivoca por ir demasiado rápido, demasiado lento, aun cuando la dirección sea la correcta, los resultados son distintos. Y obviamente si se acumula error de dirección más error de momento, uno termina con los tantos programas económicos fracasados que hay en la Argentina. z we

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