martes, 10 de mayo de 2011

Grecia se estaría preparando para declarar un default a la argentina


Si se tratara de una sesión de espiritismo, se podría decir que el espíritu de Néstor Kirchner está presente en la sala. Porque el gobierno griego estaría estudiando con detalle seguir los pasos del ex presidente y anunciar primero el default sobre la deuda soberana griega y luego la reestructuración con una quita cercana al 50%. A un año del rescate internacional a favor de Grecia, el clima dentro de la zona euro estaría más cercano a una ruptura, a pesar de que los funcionarios europeos se esfuercen en desmentirlo.
“Repito: no forma parte ni nunca formará parte de nuestra estrategia. Una reestructuración de la deuda griega tendría efectos devastadores sobre la estabilidad financiera de la zona euro. Y fragilizaría el sector bancario griego, provocando una recesión severa”, fue la enésima aclaración de Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios. Pero las dudas son cada vez mayores y la última en impulsarlas fue este último viernes la revista alemana Der Spiegel, que sostiene en su título principal “Griechenland erwägt Austritt aus der Euro-Zone” (Grecia está considerando retirarse de la zona euro). Un año después de acordar el paquete de ayuda financiera por un total de u$s140.000 millones (un tercio del pasivo griego), las dudas no parecen haberse disipado.
Por otra parte, los miles de manifestantes que se congregaron el pasado 1 de mayo para rechazar nuevamente el ajuste del primer ministro George Papandreu tampoco van a facilitar las cosas y no debería sorprender que se estén buscando otras alternativas más demagógicas, como vislumbrar una reestructuración de la deuda al mejor estilo argentino. Como dijo recientemente el economista de origen turco Nouriel Roubini, la cuestión no es si hay que reestructurar, sino cuándo y cómo.
Como si fuera una profecía autocumplida, o porque termina cayendo de maduro, hoy los mercados aceptan tomar deuda griega a 10 años sólo si se la ofrecen al 57% del valor nominal, lo que da la pauta de cómo se están preparando para la quita que se viene. Y, por supuesto, como los inversores compran con el rumor (y pretenden vender con la noticia), es que nadie está dispuesto a tomar deuda griega a tasas menores que las actuales. Ya alertó ayer Standard & Poor’s que la quita podría ser del 50-70%.
Cuando el Presidente Kirchner decidió anunciar la reestructuración de la deuda en default con una quita del 75%, en junio de 2004, el impacto en los tenedores de bonos argentinos fue significativo. La cesación de pagos había sido anunciada en diciembre de 2001 y hasta ese momento no se sabía cómo salir del atolladero. Así que la apuesta de la quita fue audaz, aunque todavía sigamos pagando su costo.
Esta es la otra cara de la moneda que debe estar evaluando el gobierno griego. A los beneficios inmediatos de declarar el default de la deuda y su reestructuración, junto con la salida del euro (para poder devaluar libremente la moneda nacional), no hay que perder de vista los costos, algo que la Argentina conoce bastante bien. De hecho, Juan Cruces, economista de la Universidad Di Tella, desarrolló un trabajo junto con Christoph Trebach, de la Universidad Libre de Berlín, donde se concluye que a mayor quita de la deuda, más tiempo se demora en regresar a los mercados financieros y mayores serán las tasas que se deberán pagar.
Desde el resto de la UE se amenaza a Grecia con el peligro de que sus cajas de jubilación y sus aseguradoras terminen quebrando, y que las empresas griegas no tengan acceso al financiamiento por varios años. Pero el mayor temor se encuentra en el efecto que tal medida tendría entre los bancos europeos (principalmente alemanes y franceses). Algunos ya ponen el grito en el cielo y advierten sobre una crisis sistémica de proporciones similares a la de la caída de Lehman Brothers.
Como última alternativa que se estaría evaluando, en lugar de declarar un default, se reescalonarían los pagos a 10 o 20 años, para darle tiempo a Grecia de que se refuerce internamente y ponga sus cuentas en orden. Una suerte de Plan Brady, parecido al que se negoció con la deuda latinoamericana en los años ’80. Y que permitiría que el gobierno de Papandreu acomode sus finanzas y termine pagando en el momento de las calendas griegas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario