lunes, 8 de junio de 2009

Expertos dicen que la salida es posible, pero falta un programa económico que guíe al país


El país está de rodillas”, dijo el diplomático Abel Posse. Con la necesidad de “encender la llama patriótica del `querer ser´, saber convocar a los jóvenes a querer vivir”, señaló, apasionado.

Pero es optimista: “Argentina en tres meses se pone de pie, con fe, porque la necrosis no llegó a su totalidad. Mañana puede ser protagonista de un renacimiento”.

Pero los economistas Carlos Melconian, Tomás Bulat y Diana Mondino, que lo acompañaron en el seminario organizado por iProfesional.com y la Fundación 22 de Noviembre el miércoles pasado en la provincia de Corrientes, mostraron, en números, un panorama menos optimista.

Ante unos 250 empresarios, profesionales y políticos regionales, los expertos señalaron la falta de un programa económico que entienda lo que sucede en el mundo para incrementar el comercio y obtener financiamiento, la forma en qué se resolverán los problemas fiscales y la dolarización de portafolios.




Problema fiscal provincial
Posse señaló que hay una Argentina que “está vigente”, donde aún es posible desarrollar “la fibra federal de querer ser, no de una coparticipación miserable”, “recrear el campo” y “manejar formas económicas de integración al mundo”.

Bulat había mencionado que después de las elecciones legislativas del 28 de junio las provincias atravesarán “una situación fiscal comprometida”: recibirán una mayor presión para aumentar los salarios (“porque Argentina está con menos inflación, pero positiva”) y deberán decidir “a quién le va a pedir prestado” porque “la presión impositiva provincial ya es fuerte”.

Según los datos que mostró Bulat, la recaudación de la Nación crece a un 15% anual. En tanto, la coparticipación a las provincias crece sólo un 10 por ciento. Y señaló que no crecieron los montos repartidos a las provincias respecto del año pasado, de $5 mil a $5.100 millones entre abril de 2008 y 2009.

Estimó para la región del noreste (que reúne a las provincias de Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa), en base a los datos del primer trimestre del año, un déficit financiero (después del pago de intereses de la deuda) de $151 millones, aún cuando hubieran recibido los $737 millones del Fondo Federal Solidario, por la redistribución de las retenciones a las exportaciones de soja y sin contar el pago de la deuda.

Como el Tesoro no está en mejor situación (la recaudación sin contar los ingresos previsionales crece al 9% y el gasto público crece al 30%), “la situación fiscal está más complicada para las provincias” porque se les dificultará obtener recursos de la Nación.

Para seguir surfeando
Quedó poco espacio para el optimismo, entonces. “No vamos a la república, a la institucionalidad, como dijo Posse. Hay olor raro. La gente no sabe si definir esto como una crisis, porque no hay default formal de la deuda ni espiralización del dólar, pero quiere salir de esto”, dijo Melconian.

El economista se inclinó por decir que “estos años incuban 2001, porque esos problemas no se hacen solos”. Pero señaló que “a una crisis no vamos” y analizó la capacidad del país “para seguir surfeando”.

Calculó que la fuga de dólares del primer semestre del año será de u$s10 mil millones, lo que dejará un saldo moderado u$s15 mil millones en el año. Esta demanda de divisas podrá ser financiada con una oferta igual de divisas producto de un superávit comercial que se sostiene por la caída de las importaciones, una buena cosecha de soja exportable y una moderación de la dolarización de portafolios. “Evita la crisis cambiaria, pero seca la economía porque no alcanza para que fluidificar la liquidez”, dijo.

Pero el fisco también necesita unos u$s10 mil millones para pagar la deuda pública en 2010. Se necesita “que alguien preste o un esfuerzo fiscal, es decir, que el gasto no suba más que la recaudación”, dijo Melconian.

Y señaló que, “para evitar la crisis pero seguir con la mediocridad”, las alternativas son que el mundo demande los productos locales, haya una buena cosecha y la dolarización de portafolios se reduzca a la mitad. Sino, tendrá que recurrir “al Fondo Monetario Internacional o un atajo heterodoxo”.

Pero había quedado en el aire que 2009 y 2010 sean un preámbulo a otro descalabro económico como el de 2001. Y el auditorio pidió que Melconian las diferencie. Explicó que en ese momento había un problema de régimen cambiario, muy rígido, con una bimonetariedad explícita, que hoy no existe, aunque si coincide el problema de acceso al financiamiento.

Melconian agregó que en 2001 “las personas interpretaron la crisis con corridas cambiarias, en tanto, hoy se vive una dolarización ordenada”. Pero señaló que “si en 2010 no se recupera la economía, podría parecerse al 2000”.

Cuánto ayuda el mundo
“La suerte de la Nación está bastante en juego”, dijo Posse. “Venimos de estar mal ubicados interiormente antes de enfrentar al mundo”. Un mundo que vive una crisis espiritual y de falta de ideas, según su opinión.

“Las grandes ideas, que orientaban el vivir, se han ido perdiendo”, dijo Posse, debido a “la implosión del sistema socialista mundial” y a que el capitalismo no haya logrado el triunfo de la productividad junto con la garantía de las libertades principales por los islotes de pobreza que persisten. “Es un mundo divertido y peligroso”.

En este nuevo mundo que se está barajando, Mondino recomendó “saber sobre qué trabajar y aprender a discriminar la información para actuar en consecuencia”, porque consideró que la debacle internacional afecta simultáneamente a todos los países. “Alegrarse de la desgracia ajena es equivocado. La crisis sí afecta a todos porque los países dejan de comprar productos, por ejemplo, soja”.

Para Mondino, hay dos locomotoras que podrán sacar al mundo de la recesión: EE.UU. y China. “Es importante tener consciencia hacia donde va el mundo para ponernos en el bajón de cola del que está creciendo”, dijo.

Y explicó que para salir de este trance negativo es necesario que ambos países sean los primeros en recuperarse. Que EE.UU. vuelva a consumir para que el resto del mundo esté bien y que “les vaya primero bien a China, India y los países del sudeste asiático para que arrastren a los demás países", dijo Mondino. Y señaló que el freno de la caída de las ventas de casas en EE.UU. puede ser una señal de que lo peor de este ciclo ya pasó.

Bulat coincidió en que la caída de la economía estadounidense podría estar encontrando un piso por su política monetaria expansiva y su “fenomenal política fiscal”, que le dejará un déficit fiscal del 13% del PBI.

“Hoy por hoy, el desánimo privado se compensa con el impulso público, pero todo lo paga alguien, en algún momento”, dijo. Y señaló como “un problema a futuro” para la economía argentina el alza de la tasa de interés en EE.UU., porque los inversores preferirán ese rendimiento que el de un país riesgoso como Argentina.

También es importante la interpretación de Argentina de la geopolítica. Mondino dijo que “ya no es tan obvio cómo funciona el mundo” porque hoy “todos los países quedaron más débiles”.

Para Melconian, la reunión del G-20, en abril, “ratificó la supremacía de EE.UU. en la confección de la hoja de ruta para resolver la crisis”, en tanto, Europa, que quiere regular el sistema bancario y China, que pedía una nueva moneda, obtuvieron poco apoyo.

A nivel regional, Bulat señaló: “A nuestros socios no los tratamos bien porque con el resto del mundo el comercio sigue más o menos igual”. Y explicó que Argentina achicó el saldo negativo de la balanza comercial con el Mercosur porque el país dejó de importar. Indicó que las compras cayeron un 42% y las exportaciones, un 33%. En cambio, con Chile, el país mantuvo “un buen nivel de compra”, porque las exportaciones cayeron 2% y las importaciones, 7 por ciento.

Las exportaciones totales cayeron un 26%, básicamente por la caída de las ventas de productos primarios, y las importaciones cayeron un 35%, fuertemente los bienes de capital (-40%). La caída de las importaciones no es gratuita para la recuperación de la economía, según dijo Bulat: “Los bienes de capital significan inversiones para el futuro”.

Distribución del ingreso y competitividad
En este contexto, Mondino agregó que están cayendo los beneficios empresariales. “Si no aumenta el precio del capital, esto se paga con desempleo o con una baja salarial o con una combinación de los dos”. Y explicó que cada país aplicará su política para minimizar el desempleo, lo que implicará una baja de los salarios. Mientras señaló que en Argentina, la Confederación General del Trabajo “pide un salario real alto a un a costa de desempleo”.

También los candidatos legislativos hablan de redistribución del ingreso, pero “no se habla de la competitividad del país”, dijo Mondino. Y explicó que “la redistribución del ingreso implica sacarle a uno y darle a otro” y así el discurso político plantea una puja entre salarios versus rentabilidad empresaria. Pero señaló que hay un tercer componente en que se distribuye el ingreso que son los impuestos.

Explicó que hoy en Argentina el empresario se queda con tanto o menos de la rentabilidad de la explotación. La mayor presión impositiva, en medio de una recesión, implica que el Estado se queda con más de la torta y las empresas, menos. “El gasto del gobierno revierte hacia la economía en salud, educación, etc., pero hasta que se gaste, los asalariados y los empresarios han tenido menos”.

Más bien, Mondino planteó que el país tendría que pensar cuál va a ser la distribución del ingreso entre generaciones presentes y futuras, es decir, el gasto en educación, infraestructura. “Cuando paguemos impuestos pensemos hacia dónde vamos y gastemos bien. Que cada país o empresa elija el gasto que dé más competitividad”, dijo.

Los empresarios que asistieron al seminario se llevaron una idea más acabada de la Argentina que viene y su potencial para salir adelante.

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